La nueva sala de teatro móvil comenzó a rodar por las rutas del país

Dicen que toda obra de arte no se completa hasta que es presentada a la gente. Una de las grandes dificultades a las que se enfrentan los artistas es la falta de espacios adecuados para hacerlo.

El reconocido mago Tony Aranz hace un tiempo ya que intentó resolver este inconveniente creando la primera sala móvil de teatro, con la que recorrió parte del país, presentando su espectáculo.

Como toda primera creación, tenía sus pro y sus contra entonces, se decidió a poner a rodar un segundo sueño, otra sala más amplia y que reuniera las condiciones adecuadas para que el público disfrutara a pleno de cada función.

Ya realizó las primeras funciones en Pilcaniyeu y continuará recorriendo nuestra provincia y un poquito más allá.

Obviamente que recibió su reconocimiento de parte de las autoridades de Dina Huapi, ciudad donde reside y ahora, ya está todo listo para volver a las rutas. Fue declarada de Interés Municipal, Educativo, Social, Cultural y Turístico.

El motor de cada proyecto de Tony es la pasión por lo que hace, sabiendo que hay muchas personas que de no ser por él, jamás asistirían a una sala de teatro. En cada paraje al que llega, es recibido por todas las familias que ansiosas, esperan que comience la función.

Entonces es todo magia desde que la gente lo ve hasta que aprecian su arte en la sala móvil, la gusta revolucionar cada pueblo, cada lugar que visita.

Esta segunda sala móvil es realmente maravillosa, cómodas butacas y totalmente equipada para que nadie se acuerde ya que se acaba de subir a un micro.

Fue también la magia la que casi deja atrás su nombre,  Antonio Arancibia porque desde hace muchos años que es para todos, simplemente el mago Tony.

Su vida fue una constante búsqueda desde que finalizó la secundaria, estudió distintas carreras y universidades que fue dejando porque descubría que no era lo suyo.

Estudió locución y comenzó a hacer radio en Buenos Aires, a partir de ahí se fui soltando y descubrió en el humor el camino para llegar a ser otro, para abrirse y romper con la timidez que lo caracterizaba.